11 de marzo de 2011

Educación emocional para la convivencia, publicado en EnRed@2conLepe

Se ha definido al seinterculturalidad1r humano como ser social, político y racional, cuestiones que nos diferencian del resto de seres vivos. Sin embargo, hemos inventado una sociedad que nos aleja de aquello que nos define: hoy lo más importante es el ser individual que aspira a tener, a poseer, cuanto más mejor.
Claro está, esto nos ha traído a un mundo en el que ya no se valora a la comunidad como grupo social al que pertenecemos. Y estarán pensando que cómo digo esto, que Lepe sí es una comunidad porque los leperos se sienten parte de este gran pueblo. Pues esa es la cuestión: el sentimiento de pertenencia y el de comunidad no son lo mismo y merecen una reflexión.
Pertenecer a un lugar, sentirse parte de él, no sólo es posesión exclusiva de aquel que nace, también incluye a los que vinieron de otros países o ciudades para convivir con nosotros; aquellos que necesitábamos para el desarrollo económico y que acogimos con los brazos “abiertos” porque realizaban los trabajos más duros y peor remunerados; ecuatorianos, colombianos, senegaleses, marroquíes, lituanos,....-por nombrar algunas nacionalidades-: todos son leperos. Es más, sus hijos han nacido aquí y crecen junto al resto de niños en los colegios de nuestro pueblo. Déjenme decirles que los he visto -a mayores y pequeños- vibrar con la roja en el mundial celebrando nuestro triunfo, porque ellos se sienten españoles también; creo que este detalle demuestra algo.
Pero vivir en una verdadera comunidad conlleva que participemos de forma activa en la solución a los problemas. No podemos seguir ignorando que somos una sociedad plural y los problemas de nuestro pueblo son aquellos a los que se enfrentan las personas que viven en él, lo que incluye a los que viven en la más absoluta pobreza. Todos los grupos merecen ser escuchados para construir una sociedad capaz de dirigirse a sí misma.
Lepe tiene fama de ser un pueblo emprendedor y lo ha demostrado. En el pasado ha encontrado formas creativas de solucionar sus problemas. Y ¿qué pasa ahora?, ¿por qué todo se deja en manos de unos cuantos?, ¿cómo seguir impasibles ante tanta injusticia social (asentamientos humanos, por ejemplo, teniendo un albergue construido y cerrado)? Después nos quejamos de que no se hacen las cosas como queremos, pero si no estamos, si no participamos, no nos podemos quejar. Creo que esta plataforma puede ayudarnos a demostrar lo que somos capaces de hacer, porque todos somos capaces, necesarios y válidos para mejorar nuestro pueblo, independientemente de si estudió o no, de si tiene tanto o menos, de si es hijo de o hermano de tal. Un dicho popular nos recuerda que “Nadie es imprescindible, pero todos somos necesarios”.
Ya va siendo hora de que Lepe tome las riendas, que camine en la dirección que quiere, pero para lograrlo debemos desarrollar estrategias, prepararnos para los conflictos que puedan surgir y buscar asesores expertos en el desarrollo comunitario, si hace falta; tenemos los recursos, la cuestión es actuar, porque existen formas de hacerlo y las instituciones públicas han de servirnos a nosotros, no al contrario.

Desde mi puntointerculturalidad2 de vista, la educación emocional puede ayudar a que las personas se sientan protagonistas de su destino, de modo que nos ayude a superar los retos presentes y futuros. Retos que incluyen a personas de diferentes nacionalidades, procedencias, culturas, ideologías y religiones.
Actualmente, Lepe es un conglomerado de múltiples grupos en oposición; de nosotros depende que sea una verdadera comunidad o nos dejemos arrastrar por la inercia del conflicto, ganando siempre los “fuertes” y perdiendo los “débiles”, como ocurre en el medio natural y no debería en el social, alejándonos del verdadero ser que significa ser humano.

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