28 de diciembre de 2010

un grito a la esperanza

Alguna vez hallaremos el modo de aceptarnos tal cual somos, sin sorprendernos de ser mejores personas al actuar como humanos, como nunca deberíamos haber dejado de ser, siendo lo que somos.
Me ha emocionado encontrar este blog de un padre que acepta con amor, mezclado con innumerables sentimientos entrelazados, los designios que se le avecinan por sorpresas con las que no contaba, sintiéndose al fin, como el padre que quería ser.
Ha sido una grata sorpresa para mí leerlo despacito, porque subyacen tantos sentimientos que nos devuelve al ser humano que todos llevamos dentro -al menos, es lo que me gusta pensar, aún a pesar de que ciertos actos merecen determinada confusión en nuestro fuero interno-.

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Aún queda un sitio.. ¡Ya nos vemos, Boni, ;)!